Hace un año estaba pasando año nuevo en un avión aterrizando en Nueva Delhi y a punto de empezar una de los viajes más transformadores de mi vida. Estaba asustada pero emocionada. Un año después hago el recuento de lo que vivi en el 2024.

Esto que siento ahora parece ser la crudeza de todos los planos de mi ser.

Me duelen muchas cosas, desde lo más íntimo hasta lo más universal. Por momentos, no sé cómo convivir con las angustias que trae la existencia humana. Me percibo como un drama. Me importa todo, aunque a veces pretendo que no tanto.

Vata es el dosha que rige el viento y el espacio en el cuerpo. El espacio es el vehículo de la vibración, y la vibración es emoción transformada en sonido. Cada palabra que pronunciamos nace de emociones que viajan como vibraciones hacia los oídos de otros. Por eso la música tiene el poder de conmovernos.

Cumplo una semana desde que recibí un diagnóstico que me estremeció. Ha sido una sacudida que vino a desmoronar mi estabilidad de formas inesperadas. No lo vi venir, o quizás no quise verlo. Mi cuerpo llevaba tiempo anunciándolo, pero no lo escuché.

En los últimos dos días ha cambiado un poco el tratamiento. Sigo recibiendo abhyanga y potli en las mañanas, pero el potli ya tiene otras hierbas. Me he sentido como un pollito marinado. El aceite que me echan es una mezcla de jengibre, cúrcuma y limón. Luego, en la tarde, me vuelven a hacer shirodhara. Me parece muy lindo que la mayoría de cosas en Ayurveda se resuelvan con masajes. Es una manera muy cuidadosa y cariñosa de abordar al cuerpo.

Ya sé cuáles son las hierbas que estoy tomando, bueno, al menos las de la tableta. En mi siguiente consulta le pregunté al doctor qué me estaban dando. No le entendí mucho cuando me explicó lo del Kashyam, pero sí entendí que era un diurético que me ayuda a expulsar toxinas. La tableta es Shilajit. El Shilajit es una resina que se encuentra entre las piedras de las montañas, especialmente en regiones de alta altitud como el Himalaya, el Cáucaso, el Tíbet y otras áreas montañosas de Asia Central.

Llevo dos días aquí. Han sido días muy agradables, llenos de sol, frutas, insectos, masajes, aceites y yoga. Estoy aprendiendo a sentirme bien tanto por dentro como por fuera. Esto es algo que me ha costado antes, porque aunque me sienta bien dentro de mi burbuja, al mismo tiempo me siento culpable, pues sé que en el mundo hay genocidio, calentamiento global y mucha desigualdad. Pero algo que el maestro de yoga de aquí me ha enseñado es que si estoy bien, puedo transmitir mi energía para que la sociedad esté mejor, y si la sociedad está bien, el planeta también lo está.

Soft Touch es un centro de Ayurveda ubicado en Chalakudy, Kerala. Está situado en una selva tropical cerca de un río. Hay mangos, mangostán, rambután, pimienta, papaya, carambola, bananos, plátanos y seguramente hay más cosas, pero eso es lo que he logrado identificar hasta ahora. Llegamos el 10 de marzo al mediodía. En esta aventura se unió mi pareja, así que por eso ahora hablo en plural para ciertas cosas.

De la serie Una Guatemalteca en un Ashram 2024

Ya se acabó todo. Aguante 25 días de los 30 que tenía planificado estar en el ashram. Los últimos días fueron los más duros. Pero quiero empezar a contarlo desde todo lo que aprendí y luego mencionar la razón por la cual me fui del ashram y no participe en la ceremonia de graduación.

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Deje de escribir día por día porque las cosas se pusieron difíciles en la última semana. Pasaron muchas cosas. Escribo esto el lunes 22 de enero. El pasado jueves tuve una reunión privada con Guruji. Me leyó las palmas, los ojos, la lengua y el pulso. Tener una de estas consultas con él era una de las cosas que más me emocionaba de regresar al ashram porque cuando estuve aquí en el 2017 me leyó las palmas y me dijo muchas cosas para el 2024. Cosas que nunca he compartido con nadie intentando proteger mi energía. Así que desde ese entonces me he estado preparando para este año.

De la serie Una Guatemalteca en un Ashram 2024

Estoy regresando al horario de clases con calma. No me estoy exigiendo estar presente en todo porque de igual manera nos mandan las grabaciones. Así que hoy solo fui a las clases de Yoga Terapia. Esas son las clases en las que nos enseñan a atender pacientes. Son en las que más aprendo.

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Estoy exhausta. No he dormido lo suficiente. Me desperté dispuesta a ir a la clase de las 6:30am pero me vi al espejo y me vi los ojos hundidos. Decidí mejor escuchar a mi cuerpo y darle el descanso que me estaba pidiendo a gritos. Además amanecí con dolor de estómago. Es el enojo, lo sé. En el grupo de whatsapp que comparto con las otras 20 personas que están en el curso habían al menos unas 6 personas enfermas excusándose de ir a la clase. Así que cancelaron las clases de la mañana. Eran las 6am acá y en Guatemala eran las 6pm del 14 de enero. Bernardo aún no había tomado posesión. Se me hundió un poco el corazón. Me preocupé.

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No he podido seguir escribiendo porque los días han sido muy largos. No estoy durmiendo lo suficiente y he optado por terminar mis días e ir directo a la cama. Hemos terminado las clases bastante tarde y además nos están dejando muchas tareas. Así que no he tenido mucho tiempo de escribir sobre mi viernes y sábado. Pero hoy es domingo y tengo un poco más de tiempo. Aun así debo de decir que este fin de semana ha sido muy caótico.

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Cosas muy hermosas están pasando aquí. No solo estoy aprendiendo mucho sino que también se me están abriendo muchas puertas. Todo lo que mi corazón ha deseado durante mucho tiempo se está haciendo realidad. Las amistades que estoy haciendo aquí han sido una maravilla. Ahora somos tres chicas que andamos juntas por todo el ashram de arriba para abajo. Una de Nueva York, la de Goa y yo. Las tres muy comprometidas con ser muy vocales ante las injusticias del mundo. Somos las que más hablamos sobre Palestina y el Patriarcado. Las dos cosas que nos tienen muy jodidas.

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Hoy tuve más evidencia de como el patriarcado afecta directamente a los cuerpo femeninos. Ahora que estoy haciendo un mapeo de todos los músculos y las emociones que guardan resulta que el dolor que se encuentra en la espalda baja y va hacia el glúteo derecho viene del enojo hacia los hombres. Son literalmente un dolor de culo. También afecta directamente a nuestra respiración porque por andar metiendo la panza concentramos la respiración en el pecho la cual provoca ansiedad, estrés y miedo.

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Ya me estoy sintiendo un poco más comoda. Creo que ya me estoy acostumbrando a la rutina acá. Aunque todavía extraño mi cama y mi almohada. Creo que si no estaría haciendo tanto yoga probablemente tendría un terrible dolor de espalda. Todavía me cuesta dormir. Ya no es por el jetlag. Es por puro desvelo.

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Tuve una de las experiencias de meditación más intensas y hermosas que he tenido en la vida. Ya lo dije muchas veces, yo ya sabía que las meditaciones aquí son de otro mundo pero ni cuando estuve aquí en el 2017 sentí lo que hoy sentí y vi.

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Hoy amanecí ultra introvertida. Quizás porque no había tenido tiempo de estar sola desde mediados de Diciembre y realmente lo necesitaba. Además fue una mañana muy lluviosa. Como yo estoy en otro edificio si quería ir por desayuno me iba a mojar y no tenía ganas de eso.

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El horario de fin de semana es mucho más relajado. Los sábados solo tenemos dos clases en la mañana. En la primera solo practicamos yoga con la comunidad y en la segunda llegan los pacientes a recibir Yoga Terapia. Hoy atendí a mi primer paciente. Emoción a la mil.

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Ya logré dormir 6 horas seguidas. Vamos mejorando. Creo que hubiera podido dormir más si no fuera porque a las 6:00am ya tenía que estar en el jardín haciendo cola para recibir mi agua con sal y hacer jal neti. La buena noticia es que desperté sin dolor de garganta aunque con la nariz tapada. Poco a poco va cayendo más gente en las garras de la gripe. Guruji ya nos dijo que nos abriguemos bien.