DÍA CATORCE
De la serie Una Guatemalteca en un Ashram
Estoy exhausta. No he dormido lo suficiente. Me desperté dispuesta a ir a la clase de las 6:30am pero me vi al espejo y me vi los ojos hundidos. Decidí mejor escuchar a mi cuerpo y darle el descanso que me estaba pidiendo a gritos. Además amanecí con dolor de estómago. Es el enojo, lo sé. En el grupo de whatsapp que comparto con las otras 20 personas que están en el curso habían al menos unas 6 personas enfermas excusándose de ir a la clase. Así que cancelaron las clases de la mañana. Eran las 6am acá y en Guatemala eran las 6pm del 14 de enero. Bernardo aún no había tomado posesión. Se me hundió un poco el corazón. Me preocupé. Pero por mi salud mental, emocional y corporal mejor me dormí un rato más.
Me volví a despertar a las 11am. Las cosas habían mejorado en Guatemala. La emoción me invadió. Leí todos sus tweets. Vi todas las transmisiones en vivo. Tenía 3 teléfonos en los cuales estaba actualizando cada dos minutos para ver qué estaba pasando.
El ashram era un caos. Mucha gente molesta por lo que había pasado el domingo pero muy pocas personas se atrevieron a decirlo de frente. Al final solo fuimos 4 chicas las que de verdad fuimos muy vocales con lo molestas que estábamos por habernos llevado a ese evento y ponernos en riesgo. Las otras 3 chicas estaban llorando de la rabia pero yo no tenía espacio para sentir más rabia. Realmente no estaba presente en lo que estaba pasando en el ashram. Mi corazón estaba en Guatemala.
Yo también estaba llorando pero de alegría. Les explique todo a mis amigas. Les di un resumen de todo lo que había estado pasando en Guatemala desde las elecciones. Celebraron conmigo. Se pusieron a gritar “power to the people” mientras me abrazaban.
No es que yo este romantizando todo lo que está sucediendo pero sí que se siente un gran alivio tener a gente decente en los puestos de poder. Así que me voy a permitir esta alegría. Por primera vez en mi vida me emociona regresar a Guatemala.
Las clases se retomaron en la tarde pero mis amigas y yo decidimos no ir. Nos robaron nuestro día libre así que lo tomamos de vuelta. Es lo justo. No hay manera de que podamos seguir estudiando si no nos están dando suficiente tiempo para dormir.
Así que estuve atenta a todo lo que estaba pasando en Guate hasta que fue la hora del almuerzo y agarre toda mi fuerza para caminar hacia el comedor y servirme mi plato de comida. Después de eso ya me empecé a sentir mejor.
Mis amigas y yo decidimos que íbamos a darnos una tarde linda y agradable. Así que nos cortamos el pelo. Una de ellas es estilista y nos dio unos cortes de pelo muy lindos. Ahora ando con el pelo más corto, más liviana. Me siento mucho mejor. Después de eso nos pusimos mascarillas, pusimos música y armamos nuestra pequeña fiesta en un cuarto. Cuando llego la hora de cenar decidimos salir por unos cocos y unas dosas con queso. Es increíble lo sanador que es pasar el tiempo con las amigas. Yo creo que una de las razones por las cuales estoy aquí en este momento es por ellas. Todo esto ha sido para conocerlas a ellas.
Nosotras logramos sacudirnos el enojo pero una compañera esta MUY molesta y se salió de todas las clases menos la de pranayama. Estaba incluso pensando en irse. Yo no he llegado a ese extremo pero entiendo las reacciones. Aquí hay mucha gente que ha pasado por abusos y sucesos muy traumáticos. Así que el trauma le pega a todes de manera muy diferente. Ella esta asociando a todos sus abusadores con todos los maestros del ashram. Me dijo que no piensa ir a las meditaciones porque no quiere estar vulnerable ante un gurú que poco le importó su bienestar el domingo. Tiene razón.
Toda esta experiencia me esta enseñando muchas cosas. No solo estoy aprendiendo bastante en las clases de Yoga Terapia sino que este trago amargo es un recordatorio de nunca poner a nadie en un pedestal. Claro que le tengo mucho agradecimiento a todos mis maestros y a Guruji por todo el aprendizaje pero no me voy a arrodillar ante ningún Gurú porque al final es un hombre que refuerza el sistema patriarcal. Así que en estos últimos días que me quedan acá he decidido que iré a las clases y tomaré lo que me resuena y lo que no lo voy a desechar.
Me queda un año más de estudios en línea para obtener la certificación de parte de la asociación gringa. Es puro requisito burocrático por si algún día quiero trabajar en Estados Unidos o Europa. Ya nos dijeron que podemos empezar a poner en práctica lo aprendido al salir de acá. Es más, tengo que hacerlo porque para finales de este año tengo que entregar 15 casos de pacientes a los que he acompañado con Yoga Terapia y con eso comenzar mi tesis para poder cerrar mis estudios en el 2025. Al terminar este mes ya voy a estar lo suficientemente capacitada para ofrecer consultas. Lo que me queda ya es solo entregar resultados. Estar aquí también me ha ayudado muchísimo a sacudirme el síndrome del impostor. Yo estaba pensando ofrecer consultas hasta entregar la tesis pero aquí me están dando el empujon para tirarme al agua de una vez.
Así que estoy lista para ser una terapeuta consciente de tus necesidades y sensibilidades. Yo les voy a dar lugar y espacio para que puedas atravesarlos. Te voy a sostener sin violentarte.