SANKALPA: LA FUERZA DEL CAMINO

Hace un año, recibí el año nuevo en un avión que aterrizaba en Nueva Delhi. Estaba asustada, sí, pero también llena de emoción. Era el inicio de uno de los viajes más transformadores de mi vida. Hoy, al mirar hacia atrás, hago un recuento de todo lo que significó el 2024.

Siete años antes, también celebré el año nuevo en India. Mi maestro leyó mis palmas y me habló de la ciencia de la luz, el Jyotish. Dijo que el 2024 sería determinante. Que, si aprendía a soltar, cosas buenas surgirían en mi camino y sueños largamente guardados se cumplirían. Guardé esas palabras por siete años, compartiéndolas solo con mi pareja.

Cuando me encontré comenzando el 2024 en un Ashram, entendí que no era casualidad. Había llegado a aprender y sembrar las semillas de un futuro que apenas comenzaba a imaginar. Fue un año de retos, pero también de grandes aprendizajes y de conexiones profundas con personas que ahora son parte de mi vida.

Regresé a Guatemala con esperanza. Pero las cosas no fueron fáciles, y eso está bien. Si algo me enseñó el Bhagavad Gita, es que los obstáculos son parte del camino. En algunos momentos, solté la expectativa de lo que el año debía ser y simplemente viví. Creo que, más de una vez, lo logré.

El 2024 fue un año de descubrimiento, trabajo duro y luz en medio de un mundo lleno de bombardeos que busca sanar sus heridas. Encontré claridad y agradezco al tiempo por darme espacio para madurar mis ideas. Este año enfrenté mi síndrome de impostor y construí bases sólidas para mis proyectos.

Raíz, mi proyecto más querido, cumplió siete años. Además, dio paso a una nueva hermana: Vedkul Yoga Collective, con la que estamos preparando un retiro para el 2025. En el camino, ofrecí 135 clases y tuve 284 asistencias. 284 momentos de conexión con ustedes. Muchas gracias por creer en mi trabajo y por dejarme ser parte de los diálogos que tienen con su cuerpo, mente y espíritu. Gracias por permitirme acompañarles.

Agradezco también a mis emociones, que este año se volvieron guías esenciales. Me mostraron con qué me siento en paz y qué necesito soltar. Me obligaron a escucharlas, y por ello estoy profundamente agradecida.

Incluso la sordera temporal que viví desde el 16 de noviembre hasta el 13 de diciembre fue un maestro inesperado. Ese silencio forzado me llevó a enfrentar lo que evitaba escuchar y me regaló claridad. También me permitió experimentar en carne propia los efectos de la Yoga Terapia, despertando en mí una compasión renovada por quienes enfrentan desafíos de salud.

Hoy, al mirar hacia el 2025, me siento tranquila y confiada. Entiendo que las cosas no llegan fácil, pero la determinación, el esfuerzo y la intención son importantes. Mi maestro de Jyotish me enseñó que el karma es como un juego de billar: podemos controlar cómo golpeamos la bola blanca, pero no el camino que seguirá ni las variables que intervendrán. Solo nos queda enfocarnos en la fuerza, la energía y la intención que ponemos detrás del movimiento.

En este espíritu, mi sankalpa (intención) para el 2025 es claro y simple:

Crear una vida tranquila para mí y para mi comunidad.

Deseo que lo luminoso nos rodee y que, incluso en la oscuridad, no perdamos el rumbo. Que vivamos en sintonía con la naturaleza y que el amor guíe nuestras acciones.

Aquí estaré, sumando mi granito de arena. Con consultas de Ayurveda, yoga prenatal, yoga terapia, acompañamiento como doula y, tal vez, un poco de Jyotish. Gracias por caminar conmigo este camino.

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