DÍA CINCO
De la serie Una Guatemalteca en un Ashram 2024
El horario de fin de semana es mucho más relajado. Los sábados solo tenemos dos clases en la mañana. En la primera solo practicamos yoga con la comunidad y en la segunda llegan los pacientes a recibir Yoga Terapia.
Hoy atendí a mi primer paciente. Emoción a la mil. Era un hombre en sus treintas y tenía espondilitis cervical. El tratamiento empezó en Makarasana (postura del cocodrilo) y luego yo tuve que jalar sus piernas para crear tracción en su columna. Después un par de torsiones, otra jalada muy suave desde los hombros y de último un masaje. Lo cubrí con una frazada para mantener calor y dejé que descansara un rato.
Cuando termino le pregunté si estuvo bien, me dijo que sí, que se le redujo el dolor. Me preguntó de donde era y cuando le conté me dijo “oh vienes de muuuuy lejos”. Me agradeció por el servicio y nos despedimos.
La experiencia fue muy linda porque fue en frente de todas mis maestras y Guruji. Así que me sentí muy bien guiada. Es una gran responsabilidad trabajar con cuerpos y siempre estoy muy atenta de darles el respeto y cuido que se merecen.
No me esperaba atender a alguien en la primera semana pero me encanta que nos hayan tirado al agua de entrada. Es una hermosa manera de aprender. Eso me hizo muy feliz.
Después de eso tuve la tarde libre así que con unas compañeras decidimos que parte de nuestro karma yoga será dejar nuestros cuartos ultra limpios para las personas que se venga a quedar después de nosotras. Debo decir que nosotras no recibimos los cuartos tan limpios que digamos pero es parte de la experiencia.
Aquí no hay un departamento de mantenimiento o algo así. Como todo es en base a karma confían que cada practicante ponga de su parte para que toda la comunidad pueda vivir bien. Así que salimos a comprar trapeadores, cubetas, desinfectantes, esponjas, guantes y cepillos.
Después hicimos una parada en un bar de chai. Me tomé un delicioso e increíble chai de jengibre. También tenían de chocolate, rosas, cardamomo, azafrán y masala. Quiero probar todos los sabores así que ya sé que voy a regresar seguido a ese bar.
Hoy llego una nueva chica nueva. Ella es de Goa. Siento que es mi futura bbf. Fue un girl crush amistoso que tuve de inmediato cuando salimos a comprar las herramientas de limpieza y lo primero que hizo fue encender un cigarro y decirme “soy motera y ahorita que no voy a fumar hierba pues de vez en cuando voy a necesitar un cigarro, no me juzgues”. La ame por su honestidad, por mostrarse tal cual es y porque amo como es inevitable que los moteros del mundo se encuentren. Lo primero que le dije fue que cero juicios de mi parte porque una de mis misiones en este viaje es probar el Bhang Lassi.
Platicamos un montón. Es una chica del sur de India, de una región que fue colonizada por los portugueses. Así que es muy distinta a los indios e indias del norte que fueron colonizados por los ingleses. El ashram está en el norte. Me dijo que el sur es más seguro para las mujeres, que no tienes que estar tan cubierta y son un poco más abiertos. Ella habla principalmente inglés, poco hindí y poco konkani (idioma nativo de Goa).
Me dijo que la ha tenido fácil en la vida en comparación a otras indias. Que ha sido muy consentida así que cuando decidió dedicarse al yoga paso casi 6 meses viviendo en diferentes ashrams alrededor de toda India para que la quebraran lo suficiente para poder renacer y ser una persona más consciente de su comunidad. Mi admiración total para ella. Yo no sé si haría algo así.
Odia a los turistas que han llegado a gentrificar sus playas. Me contó que hay Rusos que han puesto bares en Goa en donde le prohíben el ingreso a las personas indias. Intercambiamos usuarios de Instagram y vi que sus historias estaban llenas de videos de Gaza pidiendo un alto al fuego. Le dije que estamos en lo mismo y le confese que tenía miedo de hablar sobre Gaza acá porque no sé cómo está la situación y sospechó que hay una chica de Israel acá. Me respondió diciéndome, “Israel no existe, habla todo lo que puedas sobre Gaza, hace todo lo que puedas.” Tiene razón.
La verdad es que no puedo ignorar lo que esta pasando. La vida del ashram solo ha hecho que me fije aún más en todo el cagadal mundial. Me inundan las ganas de accionar. Al final el yoga es acción. Leo los tuits de Motaz todas las mañanas. Lloro todas las mañanas de la rabia que me da sentirme tan impotente ante un genocidio. Pienso mucho en la historia de Guatemala. Que lugar tan turbio y oscuro puede llegar a ser el mundo.
Estamos en Kali Yuga. La era de la destrucción. Y yo lo estoy sintiendo todo.
P.D.
Después de salir a comprar herramientas de limpieza me uní a otro grupo de chicas que fue en búsqueda de tarjetas sim para tener internet en nuestros cuartos. Llegamos a la tienda a las 3pm y salimos a las 9:30pm. La burocracia aquí esta surreal. Ya no me vuelvo a quejar de los tramites en Guate. Pero bueno, no quiero darle tanto espacio a ese momento del día. No vale la pena. Pero dejó constancia para recordarme de esto cada vez que me toque ir a la SAT o algo por el estilo.