YOGA PARA RETOMAR ESPACIOS PÚBLICOS

Yoga viene de la palabra yuj que en sánscrito significa unión. Se refiere a la unión de mente, espíritu y cuerpo, pero también a la unión del ser humano con la naturaleza y del ser humano con su comunidad y su entorno. Occidente y el capitalismo tomó este concepto y empezó a popularizarlo como “todos somos uno”. Hay playeras y accesorios que tienen este slogan haciendote creer que estás siendo super consciente al alinearte a este pensamiento mientras que las grandes empresas lo utilizan para lucrar. Pensar que “todos somos uno” provoca que se invisibilice toda la diversidad que existe. 

Las enseñanzas de yoga y ayurveda siempre hacen énfasis en que cada cuerpo es distinto y cada persona tiene una vivencia única, así como oportunidades, obstáculos y sufrimientos diferentes. El yoga lo que hace es unir cuerpo, mente y espíritu para lograr el balance y evitar sufrimiento. También busca crear comunidad para que exista una red de cuido y acompañamiento a través de las vivencias y hacerlo más llevadero. A esta red de cuido se le llama sangha en sánscrito y se refiere a una comunidad que sostiene, hace avanzar y acompaña. Los budistas y jainistas usan mucho este concepto dentro de sus prácticas religiosas y por esto mucha gente lo asocia con algo religioso. La esencia de esta palabra es todo lo que implique una comunidad que se acompaña y ayuda. 

Ayurveda dice que, así como hay éter, aire, agua, fuego y tierra en la naturaleza también lo hay dentro de nosotros porque nosotros somos naturaleza. Así que estar en espacios donde se encuentran estos elementos en su estado más natural es una forma de alinear al cuerpo con el ritmo del planeta.

Es por todas estas razones que el yoga tradicionalmente se ha compartido en espacios en los que se genera comunidad como los parques y los centros comunitarios. Incluso los ashrams siempre están abiertos para que todas las personas del barrio puedan acercarse a practicar y/o conocer a sus vecinxs. En la India tradicional no existe un concepto de “estudio de yoga”. El yoga siempre se comparte en espacios en donde todos y todas pueden llegar porque es un servicio hacia la comunidad. Los ashrams no solo comparten yoga también dan consultas de ayurveda, comparten comida, reciben donaciones para distribuirlas en la comunidad y ofrecen un espacio de tranquilidad para que cualquiera pueda llegar a meditar. 

En Guatemala no tenemos las mismas costumbres y tradiciones que en India. Lo que si tenemos es el barrio como sentido de comunidad. Hay muchas personas que se identifican con la zona en la que crecieron y orgullosamente te cuentan sobre sus andadas por el barrio. Todavia tienen amistades de la cuadra y recuerdan con cariño y nostalgia a sus vecinos y sus rutinas. La convivencia  con la comunidad en la que te mueves aporta un sentido de pertenencia a un grupo de personas con experiencias de vida similares y eso nos hace sentir acompañadxs. Darte cuenta que no estas solx es clave para navegar por la vida de una manera más llevadera. 

Pero el capitalismo cada vez se pone más feroz y amenaza esa convivencia con uno de sus mejores aliados: la gentrificación.

Este termino fue creado por la sociologa británica Ruth Glass en 1964. Lo utilizo para denominar a las alteraciones del mercado de la vivienda en ciertas areas de Londres como causa o consecuencia de la llegada progresica de poblacion de clase media y alta a barrios de la capital que hasta entonces habian sido obreros. La autora escogió el termino “gentrificaciones” por su derivación de “gentry”, que se refiere a la media y baja nobleza y a la burguesía británica. 

Basicamente se refiere a los procesos de transformación a los que son sometidas las areas urbanas por parte de inmobiliarias para “renovarlas”, “modernizarlas” o “rehabilitarlas”. Esto provoca un aumento en los alquileres lo cual desplaza a las personas que durante años han vivido ahí. La gentrificación desplaza a la vida de barrio. Construye varios edificios de apartamentos en donde nadie se conoce, nadie aporta a la comunidad, la convivencia se vuelve más fría y nos aisla en nuestras burbujas impidiendo tener solidaridad o empatía con quienes nos rodean. En este escenario pareciera que sí estamos solxs. 

Esto es algo por lo cual están pasando varias zonas de la ciudad de Guatemala, una de ellas siendo zona 1 y 2 y específicamente el barrio en donde se encuentra el Cerrito del Carmen. 

En Raíz nos movemos alrededor de esta parte de la ciudad y queremos poder aportar a la comunidad que nos ha acompañado durante los años que lleva de existir este proyecto. Así que un intento por rescatar esta convivencia y retomar los espacios públicos que estuvieron cerrados durante la cuarentena es ofrecer clases de yoga en el Cerrito.

Sabemos que esto no va resolver el problema de fondo pero al menos puedes contar con un espacio seguro en donde te puedes encontrar con personas afines y juntxs soltar las tensiones de la semana y de esta manera acompañarnos a través de todo lo que implica vivir en esta ciudad.

Encuentranos todos los Domingos a las 9am en la Plaza Mexico del Cerrito del Carmen. Cada clase de yoga cuesta Q50 y pedimos que reserves tu espacio con anticipación. Después de clase te puedes quedar a hacer un picnic, conocer a las personas que habitan este barrio y aportar a la economía local comprándote un elote o unas tostadas en el mercadito.

 Reserva tu clase aquí.

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