EL RESPETO A LA DIVERSIDAD SEXUAL ES YOGA
Ahimsa significa no violencia en sánscrito. Este principio forma parte de los Yamas y los Niyamas, los códigos de conducta de un practicante de yoga. Esto aplica no solo para la violencia física.
Por esta razón es que muchos practicantes deciden volverse vegetarianos o veganos. Eso no esta mal pero tampoco es una obligación para practicar yoga. Ayurveda nos enseña a comer de acuerdo a nuestra constitución corporal y además a comer local y solo lo que esta en temporada. Pero decidir si vamos a dejar de comer carne para no ejercer violencia no es la única pregunta que nos deberíamos de estar haciendo cuando pensamos en ahimsa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define violencia como “el uso de fuerza física o del poder contra uno mismo u otros”. La violencia se puede ejercer de forma verbal, económica, sexual, religiosa, cultural, psicológica, política, laboral, de género, racial y por negligencia.
Practicar ahimsa implica revisar la forma en que nos estamos relacionando con nuestro entorno. Sobre todo porque vivimos en una sociedad que ha normalizado la violencia. La vemos en todos lados y en todas sus formas. Tal vez no estás intencionalmente hiriendo a otra persona pero quizás estás siendo negligente al ver que otros la ejercen y no haces nada al respecto. Ahimsa es ponerle un alto a todo tipo de violencia, no es un principio selectivo que aplica solo a lo físico o alimentario.
En el mes del orgullo se celebra la diversidad sexual y el amor. La comunidad LGBTIQ+ ha sido una de las más golpeadas por la violencia. La práctica de yoga es un proceso de liberación a través del autoconocimiento. Cuando somos auténticos y fieles a quienes somos logramos vivir en paz. Yo sé que es más fácil decirlo que vivirlo sobre todo en un sistema que constantemente oprime a quienes no cumplen con la norma. Nuestro deber como practicantes es dejar de alimentar las estructuras que perpetúan esta violencia.
Practicar ahimsa comienza con simples actos cotidianos como por ejemplo no contar o reírse de chistes homofóbicos y ponerle un alto a quien este contando uno. Pero no debe de quedarse únicamente ahí y es algo que no debería de suceder solo durante Junio. Practicar yoga es vivir en carne propia el compromiso de no herir y respetar la vida de quienes nos rodean sin importar su identidad sexual.
Todas las escrituras sagradas del yoga hacen énfasis en que la liberación va mas allá de nuestros cuerpos porque la verdadera iluminación llega cuando el alma se libera y el alma no tiene género. En la India ancestral siempre ha existido una tercera identidad conocida como hijra. Sin embargo fue hasta el 2014 que la Corte Suprema de India reconoció la existencia de un tercer género a pesar que mucho antes textos como el Kama Sutra, el Ramayana y el Mahabharata ya habían mencionado a las personas no binarias. Se creía que quienes no se identificaban únicamente con lo femenino o masculino eran personas que podían transformar su energía sexual en poderes especiales y tener la capacidad de dar buena o mala suerte.
Fue la colonización con la entrada del cristianismo que empezó a clasificar a las personas conforme a una identidad sexual binaria. El gobierno británico criminalizo a la comunidad hijra. Desde ese momento las condiciones de vida de las personas no binarias se han visto gravemente afectadas siendo la prostitución una de las pocas opciones que tienen para poder sobrevivir.
Esta es una realidad que hay que revertir. El tercer género siempre ha existido en muchas culturas ancestrales, no solo en la India. Es esta sabiduría la que hay que retomar.
La filosofía del yoga nos enseña que el amor no tiene limites ni género. Es para todas, todos y todes.
*En la imagen de este texto hay una mujer transgénero que forma parte de la comunidad Hijra.
Con información de:
https://en.wikipedia.org/wiki/Hijra_(South_Asia)
https://www.nytimes.com/2018/02/17/style/india-third-gender-hijras-transgender.html
https://elpais.com/elpais/2020/09/07/planeta_futuro/1599488663_460336.html